Soy un grito de fe, porque creo en el hombre; un grito de esperanza, porque siembro lo que otros cosecharán; un testimonio de amor, porque muero un poco cada día, para que otros vivan plenamente. No dejaré de sembrar
con coraje en el surco del corazón humano, porque volveré a ser pan en muchas mesas, para vivir cuando ya no viva.
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